lunes, 1 de octubre de 2007

Lima 2177; Código 005 - Johnny el Ciego

LIMA 2177
Código 005 - JOHNNY EL CIEGO


León…León.. ¿Adonde vas?, no te acerques a esa puerta, es demasiado peligroso, León, huye, nos descubrieron, corre………………
Una gran sacudida sacó a León de sus ensoñaciones, hacía varios días que soñaba despierto, una y otra vez se imaginaba viajando hacia la entrada de aquel paraíso idealizado, sabía que ese era su destino pero no hallaba la manera de llegar a él pues la realidad se lo impedía. Pensó acerca de si “Ellos” ya se habían dado cuenta, aun no había podido bloquear perfectamente su chip, por lo tanto sabrían si se daban serias alteraciones en su pensamiento o quizá ya estaban enterados.
León salió de su unidad de vivienda y se dirigió a una antigua plazuela, conservada como reliquia, caminaba de una manera cansada, agotado del estilo de vida que llevaba, de pronto se dio cuenta de que alguien lo seguía, volteó y observó dos extrañas figuras que se le acercaban, eran bastante altos, llamaban la atención sus ojos, fríos, plateados, resaltaban de toda aquella cara plástica e inhumana, dos “artificiales” habían sido enviados a espiarlo, pero ahora se mostraban ante él, eso sólo significaba una cosa; De pronto, un vehículo aterrizó cerca de León, un extraño cubo del cual salieron tres tentáculos en cuyos extremos se podían ver irradiadores de energía, del otro lado apareció un deslizador en el que venían dos agentes – humanos – que le cerraron el paso aun más, no estaba equivocado, ya sabían lo que estaba pensando, creyó haber encubierto todo, pero ¿Acaso sus sueños?, ¿Ni siquiera el imperio de lo onírico estaba libre de la intrusión de “Ellos”?.
El cerco se hacía más estrecho cuando de la nada apareció un extraño ser, vestía un harapiento sobretodo, en su cabeza llevaba un viejo sombrero negro similar al que usaban los predicadores puritanos de hacía varios siglos, sus ojos estaban cubiertos por una protección obscura, a simple vista parecía un mendigo ciego. León gritó que se alejara, sus palabras sirvieron para poner en alerta a sus acosadores, uno de los agentes descendió del deslizador y se dirigió hacia el recién llegado, advirtiéndole que era mejor que se aleje, de pronto el “ciego” extrajo de entre sus ropas una antigua escopeta corta, el agente sonrió, llevaba una protección que lo hacía invulnerable contra reliquias como esa, el “ciego” disparó, la bala penetró fácilmente la protección del agente deteniéndose dentro de su cuerpo y en un instante hizo explosión, destrozando el organismo del pobre infeliz, esparciéndose en el pavimento; el otro agente dirigió el deslizador a fin de embestir al “ciego” quien de improviso movió su otro brazo, el deslizador se dirigía hacia él pero no pudo avanzar mucho, un rayo de plasma había sido accionado, haciendo estallar la máquina y al agente con ella; Ahora sólo quedaban tres enemigos, la cosa con los tentáculos se aproximó a fin de inmovilizar al intruso pero era atacada de pronto con el arma de plasma, sus sistemas resultaron dañados, los tentáculos se volvieron inservibles, el “ciego” caminó hacia aquel montón de tecnología casi inerte, depositó un extraño receptáculo que terminó por anular las agonizantes funciones de aquella cosa. Ahora sólo restaban los artificiales, sin embargo León había notado que aquellos eran solamente Scaneadores y Registradores, espías que se ocultaban en la sombras y que eran enviados para recabar mas datos de aquellos presuntos sospechosos de querer alterar el orden o de abandonar el sistema, aquellos ciber-organismos comenzaron a monitorear al extraño pero poca información pudieron transmitir, el arma de plasma los redujo a casi nada.
La amenaza había terminado, ¿Cómo era posible? Se preguntaba León, el ciego se rió, una carcajada que se elevaba a los cielos, luego comenzó a mover de un lado a otro su brazo izquierdo, el cañón de plasma estaba algo sobrecargado, necesitaba mantenimiento. León seguía interrogándose acerca de aquel personaje cuando él mismo se volvió y se presentó como Johnny, Johnny el ciego, vaya un seudónimo tan simplón, pensó León, pero no era momento para críticas ácidas.
Johnny el ciego se sentó al lado de León quien comenzó a hacerle varias preguntas acerca de su origen y sus habilidades, Johnny le dijo que llevaba implantes que agudizaban en casi un 300 % sus otros sentidos, sus reflejos habían sido alterados, las armas que llevaba eran cortesía de TANATOS, uno de los hombres más importantes en EL HUECO; Había optado por llevar la vida de mendigo invidente para pasar desapercibido a los ojos de los “esclavos” (así llamaba a la población de las mega - urbes), protegiendo su mente con un chip que bloqueaba cualquier intromisión del exterior, éste aditamento además potenciaba la habilidad de su cerebro de inhibir imágenes inconscientes que se manifestaban cuando dormía, para evitar que sean monitoreadas.
León escuchaba fascinado el relato de Johnny, pero su admiración creció cuando éste le dijo que provenía de UTOPÍA, ¿Acaso era posible?, ese sitio era el sueño de León y también el origen de sus pesadillas y de los problemas en los que se había metido. Aquel lugar se ubicaba en el territorio que antes era llamado El Agustino y San Juan de Lurigancho, ahora era zona prohibida, asentamiento de una poderosa gente, librepensadores que se habían negado a venderse a la sociedad Neo-Moderna, construyendo un prototipo de organización que respondía a la ciencia y al intelecto, regido por las leyes del conocimiento; León le pidió a Johnny que lo llevase hacia aquel lugar, que lo protegiese en su camino a aquel paraíso, sin embargo Johnny se negó pues era un proscrito en UTOPIA, uno de los pocos que había podido escapar de aquel infierno, todos aquellos sueños y fantasías que algunos albergaban sobre ese sitio eran únicamente falsedades, UTOPIA era realmente una cárcel, tanto para el cuerpo como para el alma; León se horrorizó ante aquellas palabras, ¿Proscrito? ¿Cómo era eso posible en aquel Edén? ¿Cómo podía existir una persona que opinara de manera tan horrible acerca de aquel lugar, centro de su apasionamiento?, León no se desanimó, rogó e imploró por la protección de Johnny, hasta que por fin el ciego comprendió que aquel joven era un caso perdido, decidió llevarlo para que comprobase por su propia cuenta lo que era ese paradisiaco infierno.
Iban en una especie de carguero conducido por una mestiza muy gorda, vestida a la usanza de los antiguos camioneros, quien formaba parte de una organización de contrabandistas y guerrilleros urbanos, “Guerrilla High” se hacían llamar, León sintió curiosidad por aquella extraña pero las interrogantes sobre la conductora quedaron a un lado pues León seguía preguntando sobre Utopía, Johnny guardó silencio. Luego de casi 20 minutos llegaron al susodicho destino. Un conjunto de casas ruinosas, a la imagen de pueblo fantasma, comprendían el “portal de bienvenida” para la famosa UTOPÍA; Construcciones obscuras flanqueaban las grandes murallas que la separaban de la modernidad. El carguero se detuvo; Ahora sí, León alcanzaría sus sueños, pensar sin ninguna máquina que te controle la mente, sin depender de aquel sistema corrupto y consumista, dejar a un lado aquella universidad y aquel block de departamentos, olvidar que su padre y madre habían vendido su alma a TRONIC, la corporación que administraba la zona donde residían, no esperó más, saltó del vehículo, pero en ese instante Johnny se levantó y pronunció en voz alta las siguientes palabras: ¿Qué esperas de la Vida?, León lo observó y no contestó nada, emprendió una alocada carrera, Johnny volvió a sentarse, ¡Vámonos! gritó, la “camionera” hizo caso de aquellas palabras y enrumbo hacia otro destino.
A lo lejos, León corría emocionado, su locura había tenido su recompensa, poco a poco se acercó más a su tan anhelada salvación, llegó a los pies de los muros, creyó que alguien iba a abrir la puerta para que aquel entrara, sería acogido como un refugiado, una víctima, pero nada ocurría, su alegría comenzó a transformarse en desesperación, buscó y halló un agujero, él cabía en aquel conducto, no lo pensó mucho e ingresó, desesperado recorrió aquel túnel asqueroso hasta que llegó al final del mismo; Era un cuarto sumamente obscuro poblado únicamente por un sonido que se hacía cada vez más potente, León no sabía de donde provenía aquel escándalo, quizá de algún dispositivo que lo revisaría antes de ser admitido; En ese momento algo brilló, ¡La luz de la Libertad! pensó León pero no era así, grandes fauces metálicas engulleron al infeliz quien no tuvo tiempo ni de gritar, los huesos, la carne triturada, poco después una extraña materia era desechada al exterior, conducida a través del tubo que hacía un momento había servido de entrada al mismo León; Al contacto con los “deshechos” la superficie se abrió y los restos cayeron hacía algún distante recipiente, acto seguido el piso volvió a cerrarse, sobre el se dibujaba la palabra “RECICLAJE”, luego sólo quedó el silencio y la soledad.
¿Qué es lo que esperas de la vida?, Pregúntaselo a Johnny el Ciego.

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