martes, 25 de septiembre de 2007

Lima 2177 - Santificado sea tu nombre

LIMA 2177

Código 004 - Santificado sea tu Nombre

“Amaras a Dios sobre todas las cosas” repetía un predicador callejero, “Amaras al prójimo como a ti mismo” repetía el susodicho cuando algunos curiosos volvían la mirada hacia él, acercándose, hasta formar un buen grupo a su alrededor, escuchándolo hablar de la existencia del hombre tan venida a menos, de como se dirigía hacia un retrete existencial, ¿Avanzar o retroceder? ¿Evolucionar o Involucionar? Eran algunas de las interrogantes que eran planteadas en el discurso; Su elocuencia fue en aumento siendo premiado por una gigantesca cantidad de aplausos cuyo tono ascendía al infinito, pero en la cúspide de su gloria sobrevino un inquietante silencio, el predicador se vio en medio de la nada y el vacío era su único interlocutor, angustiado el pobre individuo tornó a voltear por todos lados, pero cada lugar al que se volvía era nada; En medio de aquella situación, cientos de garras salieron de los lugares mas inimaginados cogiendo cada milímetro de la carne del desdichado, destrozándole la boca, la presión iba en aumento y al final toda la escena culminó en un siniestro, último e impactante “Crack” cuyo eco se perdió en el espacio.
Un grito estremeció el pequeño cubículo de vivienda, un rostro sudoroso dejaba el mundo de los sueños y se hacía presente en la realidad, un hombre se levantaba y se dirigía hacía la única ventana del cuarto. Jacinto Mayta, antiguo empleado de la filial de la corporación ALINAR - la cual controlaba el sector de Lima conocido en la antigüedad como Breña y la zona industrial -, vislumbró aquel paisaje frío, sin vida, agonizante, el mundo con tanto avance tecnológico. Un miserable cubículo fue casi todo lo que recibió luego de tantos años en la Corporación; “La empresa es vida” era el condenado slogan que antes repetía como el autómata que era, a veces parecía que el vampiro fabril le había sorbido hasta lo último de humanidad.
Una noche plagada de fantasmas devino en una asquerosa mañana llena de cansancio e ideas delirantes que no permitieron a Jacinto gozar de su pequeño desayuno. Dieron las 9 de la mañana, a esa hora salió del “Complejo Habitacional” para reunirse con Helinda Cassidy, una ex–ciudadana de la Megalopolis Star York (Ex NewYork) quien arribaba ese día a la región.
Jacinto caminaba lentamente al punto de reunión, aquella “gringa” loca lo había trastornado con un montón de historias acerca de pesadillas de persecución, intereses ocultos, guerras secretas que en esos momentos se libraban, ahora mismo se preguntaba como aquella lo había convencido para tamaña locura, recordó la pesadilla, recordó el destino del predicador, un estremecimiento lo sobrecogió.
Dieron las 9 y media de la mañana cuando Jacinto llegó al lugar acordado, seguramente no habría problema para que Helinda llegue, sólo bastaba decir el nombre del lugar para que el taxista lo ubicara en su mapa holográfico, conduciéndola en un instante a su destino. Media hora transcurrió hasta que un aburrido Mayta divisó a lo lejos la espigada figura de Helinda que se acercaba hacia él.
La reunión, esperada por ambos, estuvo llena de abrazos, saludos y todo lo que trae consigo un encuentro, sin embargo la emoción era por algo más, por fin Helinda haría realidad uno de los proyectos que mas acariciaba en esos momentos de su vida, Jacinto la miraba extasiado, en el tiempo que se habían conocido ella supo contagiarle aquel placer obsesivo por lo oculto y lo transgresor.
Helinda comenzó a contarle nuevamente acerca de cómo debería ser hecha la transmisión, una vez accesada la red de comunicaciones, lanzarían la señal pirata que infestaría el sistema por unos minutos, los suficientes para dar a conocer al mundo la verdad.
Jacinto recordaba el instante en que Helinda le contó acerca del Vaticano, hoy un gran emporio comercial de Fe pero que aun se sostenía en la figura del Papa, pero ¿Qué pasaría si se descubriera que aquel ya no era humano? Jacinto no supo que contestar, Helinda le explicó que desde hacía un buen tiempo el pontífice ya no era una persona de carne y hueso sino un programa visual que recreaba la figura de aquel, compuesto por un conjunto de comandos y secuencias avanzadas que le permitía un desenvolvimiento aceptable así como un adecuado mantenimiento del engaño, eso si, sin llegar a lo que se denominaba un OIECA (Organismo Inteligente – Emotivo – Conativo Artificial) ya que eso significaría su transformación en casi un ser humano, propenso a la autonomía.
Jacinto se preguntaba como aquello era posible, ¿estaba la gente sumida en tanta ignorancia que creería todo aquello?, Helinda creyó adivinar sus pensamientos, ella afirmó que en la actualidad todo lo que sale en los medios es catalogado como real, sólo por el hecho de salir en ellos, ¿Por qué entonces dudarían de aquella creación? Realmente no era falso, era un ser concebido en las mentes de unos visionarios del mercado, ahora “vivía” en los medios de comunicación los cuales lo habían ayudado a nacer y el pueblo, al creer en él, había consolidado su existencia, así de simple. Sin embargo el secreto, la ilusión de vida era débil, pues la verdad mataría a aquella criatura, aquel niño mediático, aunque en ocasiones ella se había interrogado si tenía derecho a “eliminarlo”.
En medio de aquella conversación, Helinda reparó en un vehículo que se estacionaba cerca de ellos, de su interior descendieron 4 sujetos vestidos elegantemente, Jacinto se volvió hacía ellos, observándolos, reparó de pronto en una insignia que estaba tanto en el vehículo como en el saco de aquellos tipos, de pronto Helinda comprendió lo que estaba pasando, gritó con todas su fuerzas, ella y Jacinto se miraron a los ojos, ambos entendieron lo que estaba a punto de ocurrir, salieron corriendo, corrieron con toda su fuerza, ella en su mente tenía dibujada aquella imagen y el nombre de la “Horda de todos los Santos”.
La Horda de todos los Santos, lo que antiguamente se llamaba la Inquisición, estaba tras los pasos de aquellos, eso significaba que el Vaticano estaba al tanto de todo y que habían informado al Nuncio para que tomara las medidas adecuadas. La persecución se desató, no sólo los agentes de la Horda, las fuerzas de seguridad de ALINAR colaboraron con ellos, total la Santa Sede era uno de sus accionistas. Helinda y Jacinto corrían con toda sus fuerzas, pero no fue suficiente para escapar de sus captores, pronto una gran máquina apareció, semejante a una araña metálica, las oportunidades de fuga disminuyeron, la maquina se lanzó sobre las impotentes víctimas, ambos se tomaron de las manos, de pronto aquel monstruo mecánico colapsó, presa de extrañas convulsiones, parecía que agonizaba, lentamente sus funciones se diluyeron y solamente fue un montón de tecnología desperdiciada.
Helinda y Jacinto se miraron desconcertados, ¿Qué había ocurrido? pronto acudió a ellos un vehículo deslizador, de él salió un hombre alto, de tez trigueña, Helinda lo miraba desconcertada, Jacinto sonrió, sabía quien era, el extraño saludo con un gesto, mencionó que los habían estado monitoreando por las señales de su pensamiento así como por sus antiguas comunicaciones, tanto él como su jefe sabían lo que estaba pasando, Helinda se confundió aun más, había ya demasiada gente que estaba enterada de su proyecto, tuvo cierto miedo de la identidad de aquellos sujetos, incluso del mismo Jacinto quien al darse cuenta de la reacción de su amiga se acercó a ella para pedirle disculpas pues no le había comentado acerca del HUECO, un sector de aquel territorio que estaba libre, o al menos así parecía, del dominio de las grandes corporaciones, muchos de sus habitantes eran buscados por ser considerados amenazas para el sistema, uno de ellos había sido un amigo de la infancia, ahora era un tipo buscado en varios sectores, respondía al pseudónimo de ILLAPA y era uno de los lideres de “EL HUECO”, con él había mantenido contacto desde hacía un buen tiempo, específicamente desde que fue cesado por ALINAR, hace poco le comentó acerca de una acción que iba a llevar a cabo con una extranjera, algo de cuidado, le dijo que “velara” por ellos lo que fue contestado de manera positiva, ese acuerdo se veía cristalizado ya que la caída de la máquina seguramente tenía que ver con la intervención de aquel extraño quien acercándose a ellos confirmó lo narrado por Jacinto, afirmando además que respondía al nombre de ANTI; ante lo ocurrido, Helinda no sabía que pensar, guerras secretas, el Vaticano y ahora una especie de sub – cultura dentro de la batalla por la existencia, sintió que las emociones, a partir de ese momento, ya no serían tan escasas.
En ese instante, en un complejo de apartamentos inteligentes, en algún lugar del sector dominado por ALINAR, una mujer hacía uso de la Net – Visión, “chancando” unos comandos en el teclado, accedió a la red vaticana, allí se estaba transmitiendo un mensaje del Papa, quien invitaba a los fieles a la oración por la solución de los problemas del mundo, la mujer se unió al coro de millones que sintonizaban en ese momento aquel canal, fueron minutos de éxtasis religioso luego de los cuales el pontífice prosiguió hablando, la mujer entonces notó algo, un rasgo de artificialidad en aquel ser, palideció un poco ante aquel descubrimiento, pero las palabras del Santo Padre proseguían, un mensaje de calma que la serenó y la hizo olvidar aquella reacción, el Papa bendijo finalmente al público y se retiró dando paso a un nuevo programa, la mujer dejó el aparato encendido, dándole la espalda, se retiró mientras en su pensamiento aquella duda era reemplazada con otras imágenes, mientras repetía para sí misma.

“Santificado sea tu nombre”.

“Santificado sea tu nombre” repitió el eco de la existencia neo modernista.

1 comentario:

Karen Molina dijo...

Excelentes Letras!
Como Siempre
Saludos